14 de novembre, 2008

Matthew Herbert Big Band, nuevas sensaciones


(Fotos: Ricard Cugat)

A estas alturas de la función, ponerse a jugar con algo tan tradicional y sólido como es una big band de swing es un ejercicio con muchas opciones de incurrir en el más pantanoso de los terrenos, pero la sensación vivida anoche en el Palau de la Música durante el show de Matthew Herbert sólo puede describirse con adjetivos de la más exquisita índole. Y es que totalmente al margen de conceptos ya vetustos como la desgastada fusión de, por ejemplo, rock y orquesta, lo suyo discurrió por sendas de rabiosa innovación, al crear verdaderas sinergias entre los instrumentos y sus artilugios electrónicos para dar un lugar a un discurso tan emocionante como vanguardista sin sonar a experimento gratuito. Donde otros ofrecerían un enfoque solemne y cerebral, el británico se permitió descargar toneladas de humor y planteó un espectáculo total que no sólo destacó por su nivel creativo, sino también por un deseo de entretener con diversas estratagemas muy bien encajadas: desde la inspiración slapstick y vodevilesca de sus movimientos escénicos (Buster Keaton, Charlie Chaplin, los hermanos Marx...) hasta las técnicas rompedoras (nunca mejor dicho: sampleó a la banda destrozando periódicos ideológicamente de derechas) concebidas durante sus escapadas bajo el nombre de Radioboy.

Grabando, procesando y reinterpretando los diversos sonidos que se generaron en el Palau, sin olvidar a la audiencia, Herbert se lo pasó y nos lo hizo pasar en grande al interactuar con un conjunto de músicos totalmente cómplices de su aventura, que hacían y se dejaban hacer ante la clarividencia y el buen gusto del maestro de ceremonias. Un verdadero éxito que saldó muy positivamente esta arriesgada apuesta del festival con una importante asistencia y un agradecimiento mutuo entre artista y público: "Tocar en esta sala es como estar en casa, ante mis amigos", dijo él. Ellos correspondieron con intensas tandas de aplausos que lograron incluso un tercer bis que no estaba en el guión, un regalo para todos los asistentes que recordó su faceta más bailable como productor. Después, Matthew Herbert firmó en el libro de honor del festival para dejar constancia por escrito de una velada memorable: "Ha sido de verdad un honor, un privilegio y una experiencia tocar aquí, en este auditorio, para este público". No era en absoluto gratuita esta afirmación, escrita en el Palau, la sala de conciertos preferida por su padre, el ingeniero de sonido de la BBC John Herbert.

Repertorio de concierto:

FANFARE

THE STORY

BREATHE

DEAR POPE

THE BATTLE

SIMPLE MINDS

THE YESNESS

BATTERY

ONE LIFE

APPARTMENT

WAITING

FOREIGN BODIES

NAILS + CHAMPAGNE

THE AUDIENCE

TAKE ME HOME


1 comentari:

Anònim ha dit...

No vaig poder assistir a la actuació de Mathew Herbert dins el festival de jazz, un marc on estic segur tambè es va sentir agust aquest gran artista, conegut i amic de la nostra realitat. Moltes són les ocasions que amb els seus diferents projectes, incloent la primera Big Band hem tingut oportunitat de escoltar a Herbert a BArcelona, dins o al voltant del Sonar.
Ara que el Festival de Jazz, trenca per fi i definitiivament les barreres beboperes, Espero que consolidi aquestes noves apostes com Lmbchop i MHBB, i recomano als seus responsables, en escoltar artistes britanics en la linea coma ra, Chris Bowden, Two Banks of Four o Stembmo. Nous sons per al jazz mes contemporani i experimental.
Gràcies.